martes, 31 de octubre de 2017

DÍA PERDIDO






Juan trabaja de un mercadillo a otro. Su pequeña parada de dos metros, le permite albergar su poco genero donde su fuente principal son los calcetines, parece mentira la diversidad de modelos que tiene y a penas varia su composición, salvo las temporadas de verano e invierno.
Una pequeña furgoneta le traslada cada día a un punto diferente de la ciudad, ya dejo lo de viajar por provincias y dormir en diferentes sitios para hacer muchos kilómetros.
En los tiempos en que se suele comprar por Internet, queda un poco anacrónico, su trabajo, pero hay un público, de edad superior con la conciencia de que todo es más barato allí.
Muchos días no tiene casi para pagar los gastos. Pero sigue día a día ofertando sus calcetines que compra en un un almacén, cumple esa labor de intermediario, para ganar su sustento y un poco más para posibles arreglos de la furgoneta.
Vive solo, no se ha adaptado a la convivencia con otra persona, se cree un nuevo nómada, por su trabajo. Su casa tiene dos habitaciones, una en la que duerme y tiene su armario y la otra con estanterías donde guarda el genero.
Juan es una persona muy afable y agradecida a quien compra su genero.
Hoy es martes, madruga para tener todo colocado y baja en busca de la furgoneta, la acercara al portal y cojera las cajas de plástico para meterlas dentro, los hierros y maderas de la parada quedan guardados dentro. Pero al ir al lugar donde la ha aparcado no está. Las alarmas saltan, siempre es en el mismo lugar. Va a la policia a denunciar el hecho y le informan que se lo ha llevado la grúa municipal, pues van a asfaltar la calle. Tiene que ir al deposito y recogerla. Día perdido.

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