viernes, 22 de febrero de 2019

DEJARON SU JUVENTUD HACE...




Juan y Julia viven en un tercer piso de una torre de diez plantas. La construcción no es muy buena y las paredes son caja de resonancia de lo que viven los vecinos. Junto al fregadero hay una estantería donde descansa un bote de mermelada con una recreación de hongos. El sol de la tarde que entra sesgado por la tarde lo ilumina por unos diez minutos.
La televisión en el salón ocupa el frontal y un sofá, en tiempos de material, esconde sus rasgados bajo una manta.
Juan suele irse a las siete a trabajar, mientras Juana lo hace a las diez. Vuelven sobre las nueve de la noche, cuando ya no quedan ganas, salvo prepararse la cena.
Las diferentes cadenas de las casas aledañas compiten con el sonido de la propia. Como consecuencia se sube más el volumen que recibe rápida respuesta en las casas vecinas. Imposible hablar y menos tener la fase de relajación.
Los sonidos pierden su valor y se va desarrollando una sordera en la pareja, las conversaciones se hacen a gritos mientras el teléfono comienza a vibrar en la mesa baja.
La maceta que quedaba en el mural del salón perdió su fotosíntesis hace tiempo, como un esqueleto embalsamado preside sobre una estantería. Olvidada de sonidos o tal vez de agua..
Perdieron su compañía hace tiempo para comprar dos camas separadas y no sentir las vueltas del compañero.
Hoy no ha sido un buen día y la discusión de los vecinos ha subido de tono y de desesperación. Juan se levanta para aporrear la puerta. El vecino abre con gesto violento y trata de agredir al pesado de Juan. El descansillo se convierte en ring de boxeo, con único objetivo: destruir al rival. Pero el patetismo hace su aparición, dejaron su juventud hace años.

lunes, 18 de febrero de 2019

EL ROSTRO DE JUAN




Juan se dejaba ir. En la cola de la compra espera paciente, la señora de a tras decide que tiene mucha prisa y pide antes que sea su turno. Su voz quebrada no emite sonido, una vez despachada la dice que él iba antes. La justificación de llevo mucha prisa es la respuesta. Justo cuando sale del mercado, la ve hablando con otra mujer, seguro que la prisa se ha diluido. Al pasar junto a ella la mira insistente como queriendo afear su conducta, pero no es recibida.
Tuvo una hija sin ser niñero pero que bastaba de compañía a su madre. Los continuos destinos, en ciudades dispares, mostraban sus soledades.
Tanto cambio les llevo a la separación, mientras él ocupaba una plaza diferente. Había acostumbrado su vida a nuevos inicios y esta vez lo tuvo que hacer solo.
La crisis económica llevó a una jubilación anticipada. Con el dinero guardado, adquirió una vivienda cerca de su barrio de siempre. Del que volvía cuando podía para ver a sus amigos de siempre.
Su vida rectilínea sufrió muchas quebradas, pero afrontaba con una cara de impasible. Su delgadez la siguió conservando a pesar de los años. Tantos como una sonrisa que no duraba más de cinco segundos en su afilada cara.
Ayer salió a correr, una de sus válvulas de escape. En una cuesta el corazón dejaba de adaptarse al esfuerzo, un bloqueo llevo al desmayo. El cuerpo de Juan quedó desmadejado como una marioneta sin la firmeza de sus hilos. El alcohol que corría por sus venas había sustituido a la sangre y las células dejaron sus funciones. Los destellos amarillos no lograron devolver la función de Juan y la mueca impasible fue cediendo terreno en su cara. El pecho ya no se contraía. Sus manos se aferraban a nada.

lunes, 11 de febrero de 2019

EL PATIO DE VECINOS




Juan vive en una silla de ruedas, los espacios están limitados a su piso de planta baja, con un pequeño patio donde accede a tomar el sol. Hacía arriba, cinco plantas y los tendederos de diez viviendas. Utilizado para airear las habitaciones.
Juan odia recibir que caen de los cepillos de barrer o algún papel distraído en él espacio vecinal.. Su vivienda no conecta con otro piso bajo. Goza de la ayuna remunerada de la vecina del primero.
Juan siente el patio como una parte más de su vivienda. Siente a los vecinos como intrusos, las ventanas abiertas transforman su espacio, los olores de las cocinas se mezclan en el patio y cambian su identidad.
Ha usado los gritos para denunciar algún comportamiento de sus vecinos. Lo que le ha llevado a la dominación de “cascarrabias”, amargado.
En buena medida tiene la dependencia de quien le cuida, aunque las compras las hace a un supermercado por teléfono.
Sus salidas son escasas, se ve recluido las veinticuatro horas. Tiene el sentimiento de ser un león encerrado.
Ayer su carácter se marco más al caerle, mientras tomaba el sol, una pelusa sobre el libro que leía. Intuyo que era la vecina del segundo. Y dio una voz de “guarra”, con la posterior respuesta en el mismo tono de “amargado”. La caja de resonancia del patio fue como un altavoz amplificando los gritos, abriendo ventanas para ver la función.
Juan gritó nuevos insultos. La vecina del segundo izquierda entro en su casa para llenar una jarra de agua y lanzar al portavoz, quedando empapado.
Juan quedó confundido y tras un rato de incertidumbre dijo que llamaría a la policía. Los palcos fueron cerrando. Sabían que el disminuido contaría con toda la protección, pero nadie quería implicar en un asunto que coleaba hacía tiempo.

martes, 5 de febrero de 2019

PASAR EL TIEMPO




Hay muchas personas que tienen un problema con “pasar el tiempo”, como si el tiempo fuera una tragedia que hubiera que ver pasar en una butaca.
Se elige la desconexión de la realidad y se busca la manera entretenida de ver como un espacio de tiempo pasa. Curioso que ocurre en dos etapas muy diferentes en la vida uno es en la juventud y la otra en la senilidad. Existe la necesidad de ocupar el tiempo y dar sentido a nuestra vida. Contra más cosas ocupemos más valor tiene nuestra existencia. Cuando se ve a personas meditando, se aplica el adjetivo que están perdiendo el tiempo. La escala de valores de cada uno mide de una manera diferente, pero la observación consciente llena más que una observación pasiva como puede ser mirar la televisión. Me resulto curioso, la primera vez que fui a una residencia de ancianos y vi como una mañana soleada estaban todos los abuelos en butacas individuales en dirección a una pantalla de televisión, que emitía cualquier cosa. Las miradas estaban perdidas, muchos sesteaban hasta la hora de la comida en que tomaban una comida uniforme y poco atractiva. El objeto era pasar el día, para cenar temprano y con la ayuda de una pastilla que durmieran, aun más. Así pasan los días hasta la llegada de la dama negra.
En los chicos también existen demandas a sus progenitores de “me aburro”, tienen que llenar el tiempo de alguna manera. Los padres muy ocupados en cualquier cosa pondrán, curiosamente la televisión o les darán el teléfono móvil para que se entretengan, para que pase el tiempo hasta la siguiente actividad programada.
Entonces entenderemos la frase que es la vida, todo aquello que ocurre mientras estamos. Sin embargo apostamos por la desconexión, para angustiarnos por falta de tiempo.

lunes, 4 de febrero de 2019

LA LANZA




La lista estaba establecida, ocho personas se tenían que reunir durante tres días para dar soluciones de sostenibilidad económica a la empresa. Dos de ellos eran los jefes, pero necesitaban compartir para crear nuevos planes.
Sabían que formando un equipo las cosas saldrían con fluidez, además del compromiso general. La empresa la componían cincuenta personas, pero eran simples peones aquí es donde querían hacer los compromisos de trabajo.
Hasta hace un par de años funcionaba muy bien, pero los nuevos tiempos habían mermado sus beneficios hasta encontrarse en una encrucijada, que iba desde el cierre hasta reconvertirse en otra cosa nueva. El espacio y la gente lo tenían.
Como tarea se pidió que cada uno aportara una idea y ver entre todos la capacidad de desarrollarla si tenía consenso. En sus cabezas pendían el trabajo de cincuenta personas, ellos incluidos.
Uno de los jefes, antes de iniciar, indico que cualquier posibilidad tenía cabida.
Las jornadas surgieron con mucha fluidez y máximo interés. El compromiso era increíble. Surgían muchas ideás y proyectos. Todo estaba en muy buena dirección.
Se estaba creando todos los cimientos de la nueva empresa. Ilusiones, buen ambiente, todo surgía con facilidad.
El tercer día hubo una llamada a uno de los jefes, se junto con el otro en una esquina y salieron fuera. A la media hora volvieron a entrar. Con gesto de preocupación, distancia, informaron que habían recibido una oferta de compra de la empresa. La cantidad era importante y habían decidido aceptarla, los trabajadores serian absorbidos por la nueva empresa, sus contratos se respetarían y su antigüedad. Los otros seis miembros no entendían nada, habían trabajado en un nuevo proyecto que se caía con una simple llamada telefónica. Las caras de rabia y desilusión, se hicieron patentes, la traición entro a sus carnes, la lanza.

viernes, 1 de febrero de 2019

JORNADA ELECTORAL




La campaña electoral había tocado a su fin en el día de ayer. En una de las mesas tres personas obligadas por sorteo tenían que pasar el día para solventar su obligado compromiso. Una hora antes fueron convocados y se les explico su función, así como los diferentes reglamentos. De mala gana acudieron el domingo, sintiendo que les robaban un día de descanso. Se presentaron entre ellos y coincidieron en el rollo de estar allí, comprobando nombres e indicando en que urna tenían que depositar el voto. La mañana paso pronto por la cantidad de gente que fue, pero la tarde era tediosa. El presidente dijo que el conteo lo podían terminar deprisa, lo dijo como comentario pero la idea calo entre sus compañeros con ganas de terminar con la pantomima, adjudicamos papeletas a partes iguales a los cuatro principales partidos y en media hora, acabada la votación podrían estar en casa. Como era el presidente pues aunaron su afirmación hacía el paraguas que le daba su cargo.

Llegado el momento hicieron el teatro del recuento aunque ya estaban anotadas las votaciones. Entregaron el acta así como las papeletas, firmaron las actas y marcharon a su casa. Al día siguiente se impugnaron las votaciones de ese colegio electoral, porque había gente que había votado a otros partidos y no aparecían en la contabilidad. Pero no eran casos aislados sino que se habían producido en todas las mesas electorales de esa suscripción. Un nuevo conteo de papeles detecto errores en todas.
Nadie comprendía como se había producido semejante sabotaje. El sentimiento de culpa se formo en todos los integrantes y el fantasma de la cárcel, sobrevolaba por sus cabezas. El sentimiento de culpa se apodero de todos los integrantes que participaron, pero no tenían sentimiento de participación por la votación general.