A
veces, un pensamiento personal, en el mundo de la política se cambia
a un sentimiento general, como si te metieras dentro del mar y las
mareas te fueran conduciendo en la razón de los demás.
La
política, dicen que es un arte, pero en realidad es una ilusión,
donde sentimientos personales o de un grupo se convierten en
generales, llegando hasta producir la muerte, en el caso de las
guerras. Pero seguimos necesitando a ilusionistas que conduciendo
nuestras vidas, facilitan, para no ser nosotros los que conduzcamos
nuestras vidas, y por tanto, las de la sociedad.
Por
supuesto, una vez en el poder tienes que sacar réditos económicos,
pues es parte de tu trabajo. Total si cojo un poco más, tampoco pasa
nada, al fin y al cabo, es un bien general y hoy me toca a mi, mañana
será tarea de otro.
El
plus añadido a los intereses personales es implícito y da igual en
que posición te coloques, llámese izquierdas, derechas o, el
hipotético equilibrio, de centro.
La
sensación de dirigir a las personas es tan importante que crea una
subida de nuestro ego, que impide dejarlo, pues sería síntoma de
persona fracasada y no hay peor sentimiento de no haber sabido
hacerlo, para convertirse en una losa, tan grande como ponen a
algunas personas después de haber fallecido, sin asumir el hecho
natural de ser parte de la vida, de resumir la misma en función de
los éxitos obtenidos en la misma, a mayor numero será un buen
resumen de tu paso por la misma. Por supuesto, que da igual si has
tenido que pisar, eliminar o desaparecer a quien se interponga, en tu
justo sentimiento, político.
Las
noticias de todo el mundo reflejan, las normas que tratan de ser
comunes para todos los mortales, generalmente.
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