jueves, 19 de octubre de 2017

EL SEGURO DE JUAN






Juan esta sentado frente a su mesa de trabajo, a la derecha un armario donde guarda sus pertenencias, incluida la bolsa de comida. Es un armario metálico gris, como el ambiente de esta compañía de seguros donde trabaja. La sala tiene varias mesas con la misma disposición. Enfrente de la mesa dos sillas, con la determinación de prohibido sentarse los compañeros, para no perder el tiempo en su trabajo. La consigna es el tiempo es oro como para desperdiciarlo, cuchicheando.
Solo a la hora de la comida se puede hablar con ellos, las dudas se solucionan con un correo electrónico, interno, donde quedan constancias de las mismas.
Solo la hora de llegada y salida tiene lugar las conversaciones entre compañeros, luego el trabajo ocupa las ocho horas del mismo. Las sillas tienen un valor simbólico, pues la empresa se dio cuenta del tiempo que se perdía con los clientes.
Las llamadas telefónicas también están filtradas. Los terminales propios están prohibidos. Cada tres horas tienen derecho de diez minutos de asueto, donde se puede ir al servicio o tomar algo y poder hacer alguna gestión personal con su móvil. Pero para ello tienen que fichar, con lo cual su trabajo, esta controlado siempre.
La situación de agobio hace que muchos trabajadores cambien pronto de lugar laboral. Con ello se consiguen muchas incidencias. Pero la posición de la empresa es clara: es su forma de trabajar y no la van a cambiar. Los números no son fabulosos pero son importantes para dar buenos dividendos al consejo general.
Juan siempre ha sido una persona miedosa, pero es el que mayor tiempo lleva entre los empleados, su sentimiento ha sido el que ha facilitado el llevar tanto tiempo, aceptando todo lo exigible. Ha visto el paso de muchos encargados, pero el mismo estilo empresarial.

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