María
tiene una amiga, Teresa, a la que cuenta todas sus ilusiones,
experiencias y vida, lo que sucede en su día a día. Teresa también
actuá de igual manera, en el fondo no se oyen pero se comunican,
ambas tienen vidas paralelas lo que les hace sentirse comprendidas.
Pero tras su trabajo oficial, tienen una segunda vida al margen de
sus parejas. Aprendieron a mentir y por supuesto la mentira está en
sus conversaciones. Es difícil ser actriz y amiga. Pero ellas
necesitan ese desahogo y crean actualidades diferentes. Al encontrarse
en situaciones diversas pero una misma realidad, se encuentran
protegidas, por eso su relación sigue, aunque sean conscientes de
los engaños de la otra.
María
se ha metido en un problema judicial, del que puede ser muy mal
parada, su mentira le esta llevando a situaciones peligrosas y hasta
el asomo de pena carcelaria, pero trata de ignorar está
consecuencia.
Teresa
sabe algo y lo demás lo intuye, pero no pregunta al respecto. Saben
hasta donde pueden preguntar y ademas las respuestas siempre quedaran
en cuarentena.
Conocen
tener una amiga pero también saben que en cualquier momento el hilo
es tan fino que se partirá, pero suficiente para aparentar a su
familia o conocidos que cuenta con la ayuda de una amiga, pero puede
desaparecer de un día para otro, tienen mucha mierda recogida para
sepultar la relación que han mantenido durante años y quedar como
unas rosas maravillosas aceptando que el pulgón estaba en su “amiga”
culpable.
Cada
mañana se ponen al día de su vida, vía telefónica y después de
trabajar se reúnen a tomar un café para seguir con sus papeles.
María
siempre ha mostrado su rol de soledad, aunque tenga pareja, pero su
familia está llena de personas muertas. Ha activado este papel de
pena.