María
es una maestra, piensa haber llegado a un paso superior al resto,.
Tiene la facultad de saber transmitir los conocimientos, eso la lleva
a un sentimiento de cierta superioridad, como cualquier persona que
despunta en cualquier especialidad, el aumento del ego es grande, es
una escalera en la que vas en un ascensor, por ello te transporta a
la realidad del esfuerzo de los aprendices. Esos escalones, a veces
aumentan de tamaño aunque esto no sea así, pero hay personas que lo
sienten y se traban con ellos haciéndoles caer y muchas veces
abandonar el aprendizaje.
María
le supuso un gran esfuerzo, el llegar al arte de enseñar. Pero una
vez llegado es fácil recrearse en él. Y con el pensamiento de saber
de todo. Conocer muchas cosas no significa entender de todas ellas.
En ella se a fijado este papel, del que no quiere bajarse,
precisamente por el esfuerzo gastado para llegar a su posición.
Desgraciadamente
aprovecha para mofarse de algunos, donde los escalones, se les
figuran excesivamente altos, para su forma de comprensión. Esa idea
de venganza por quien se lo hizo pasar muy mal.
Ese
tono de amargura limita su buena capacidad de transmitir
conocimientos y la lleva a ese estado de rigidez manifestado con
alumnos u otras personas, donde tiene que dar su opinión. En la vida
se presentan muchos exámenes pero María se quedo en los aprobados,
pensando que el curso ha pasado y ha logrado la nota que la equipara
para todos los saberes de la vida.
Un
día la respuesta le llega de un hombre especialista en sembrar ajos,
toda su vida dedicado a ello, pero ahora aprende otras cosas. Fuera
de clase se reunieron y hablaron de las alimentos. Ahí Juan
demostró la sencillez del que aprende siendo especialista en ajos.
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