martes, 2 de marzo de 2021

MISTERIO


¿Cómo escribir un relato con palabras prohibidas? Pensó Juan. No sabía como empezar solo la palabra “misterio” iluminaba la pantalla, desde la oscuridad de la trama.

Las letras negras del ordenador invitaban a introducir en el tema donde fraguar las ideas recurrentes de la mente, esa retorcida cambiante de realidades.

Juan abandono el teclado y no volvió hasta entrar con un gin tonic. El humo de tabaco había dejado paso al alcohol. Los dedos amarillos descubrían un hedor escondido entre las uñas. Abandonado a su suerte, Juan escondía un pasado turbio. Casi no tenía que buscar argumentos, él era la trama. Pero como no levantar ampollas, sin que la pus te toque la piel.

Los libros ajados de la biblioteca escondían un puñal, con manchas ajadas por el paso de los años, no hubiera dejado en una papelera o en un cubo de basura que hubiera sido lo fácil. Si valió una vez puede ser utilizado otras más, pensó.

El teléfono interrumpió sus pensamientos, las manos temblorosas no acertaban a descolgar el aparato. Un profundo dolor de cabeza surge de la sien izquierda.

De su nariz surge un liquido viscoso, la vista se nubla y abandona su verticalidad para caer sobre la esquina de la mesa, la herida tiñe su ropa y el abandono de su persona. Juan descubre los hilos de la vida que lo separan de la otra orilla, no logra sujetar lo suficiente para perder en su pasado.

El teléfono dejó de sonar pero el aire, lleno de los olores tradicionales.

Los apoyos dejaron paso al vació y Juan no dejo de cerrar sus ojos, tiznados de un amarillo reflejo de un hígado machacado por excesos.

Pasara tiempo para descubrir la muerte de Juan. El acero de la estantería asoma del libro caído, la historia aparece ahora..