Antiguamente se colocaba un
calendario en forma de taco y se pegaba a la pared, cada día que pasaba se
quitaba la hoja correspondiente hasta que desaparecía la última, esto significa
que el año ha terminado. Entonces se colocaba el taco del siguiente año. Por
eso surgió la costumbre de preguntar cuantos tacos tienes, sinónimo de
onomástica.
Hoy llega la de Juan. Pone sus
mejores galas y sale con su compañera a cenar. No van donde siempre ha elegido
un sitio mas sofisticado, ahora esta de moda elegir un sitio donde se pongan
cosas sofisticadas, en raciones minúsculas, donde se juntan ingredientes
diversos con una función de maridaje con un resultado un despertar el sentido
por el gusto, ampliamente monotizado, por el consumo de los mismas alimentos
todos los días.
Dispuesto a su compañera, frente
a él, con una cara especial. Una sonrisa acompaña la espera. Juan deja
desprender una lágrima de la emoción del recuerdo y que aun hoy siga vivo ese
sentimiento.
Los tacos eran sustituidos, pero
la nueva página es diferente, por mucho
parecido. El aprendizaje de tantas cosas te llena de experiencia,
determinante de los nuevos pensamientos surgidos en los diferentes momentos.
Esa capacidad transportada te llena de recursos y te hace la manera en que uno
es.
Juan se siente lleno y motivo del
cual produjo la secreción lacrimal. Satisfacción es la palabra que define su
estado actual y comienza el valor de los otros sentidos que desvaloramos por el
de la vista y oído. Como únicos receptores, cuando se amplia se gana y eso es
lo que esta transmitiendo a su compañera.
El día amaneció nublado pero
estas se han ido disipando, hasta dejar que el sol ocupe todos los rincones
incluso los de sombra. Juan se ha sentido de esta manera hasta la cena,