miércoles, 4 de octubre de 2017

EL CUADRO DE LAS OLAS








Ayer, Juan, se encontraba pletórico. Hoy se ha levantado con un dolor en la pierna, que apenas le deja caminar bien.
Juan deja de comprender los altibajos que tiene la vida. Ayer todo era optimismo y hoy observa, como arrastra su pierna. Todo ha dado la vuelta. Al afeitarse no ha querido ver su cara y solo ha realizado la labor mecánica de retirar los incipientes, pelillos. Con la de cosas ha realizar y este contratiempo.
Baja las escaleras apoyándose en la barandilla hasta llegar a la calle. Como puede toma el autobús, hasta consigue un asiento, todo el mundo no va abstraído en lecturas y móviles. Algunos hasta observan a quien entra y quien sale del vehiculo. Como puede, realiza el primero de sus objetivos marcados. Se dirige al taller donde trabaja y cuenta su problema. Los comentarios jocosos no se hacen esperar, es parte de la respuesta general.
Sobre la mesa se agolpan papeles que tiene que dar curso, sin demora, por estar a últimos de mes.
Juan ve una imagen de unas olas en el mar, comprende como pasan de estar arriba, en la cresta de la ola, como descienden a la parte más baja, para pasados unos instantes repetir el proceso. Vuelve al pensamiento de la mañana. Pues ayer se encontraba en la parte superior para hoy tener que venir con la pierna arrastrándose.
Anula las otras salidas y se da cuenta como no ocurre nada anormal, se pueden aplazar sin generar ningún problema. Aprovecha en la hora de la comida para comprar aceite de romero, utilizado en su casa, antiguamente.
Nota el alivio del dolor y el perfume que genera y no pasa desapercibido al paseante y en su puesto de trabajo.
Al llegar a su mesa observa el cuadro de las olas, y sonríe.

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