Juan
avanzaba por la calle. Un coche atraviesa su camino, de la misma
forma le llega un pensamiento a su cabeza. Igual que el impacto, un
impacto físico, su expresión se lleno de un sentimiento de dolor,
paró sus pasos, hasta llevo sus manos a su vientre, queriendo tapar
una salida no abierta.
El
coche nunca había venido a él, pero las creaciones mentales, si.
¿Se estaba volviendo loco? Nuevos pensamientos a esté tema.
¿Cual
es la razón por la que puede sentir de una manera física sus
creaciones mentales?
Había
abandonado toda idea de raciocinio sobre lo que le sucedía desde
hace un mes. Tras haber leído aquel libro sobre las creaciones de
los sueños. Siguió los ejercicios a rajatabla, pero no conseguía
hacerlos en categoría placentera.
Algo
había hecho mal pero el libro no tenia maestro. Busco su nombre en
Internet y logro una dirección de correo electrónico.
Escribió
todo lo que sucedía en su vida y espero respuesta. Pero no llegaba,
el autor podría estar en cualquier parte del mundo dictando sus
lecciones.
Consultaba
su cuenta de correo pero solo hallaba los correos de siempre.
Como
quien abre un frasco de esencias extrañas, así el aroma había
invadido su mente y cuerpo. Prisionero sin cadenas, miraba pero no
veía, escuchaba con oídos de cera, olía con un profundo catarro.
Sentía estar en un campo ajeno pero todo se movía en su propio
mundo.
Al
mes un mensaje apareció en su ordenador. Con el texto siguiente:
“Estoy de vacaciones hasta el final del siguiente mes, gracias por
haberme escrito”.
Eso
era todo lo que le tenía que decir, la rabia le llevo a destruir el
libro “Sueños conscientes”. Recogido los trozos y los llevo al
contenedor de papel. Las farolas seguían doblando a su paso, como
casi siempre.