jueves, 5 de octubre de 2017

LOS APEGOS








Sin darnos cuenta, dice Juan a su amigo Alberto, estamos llenos de apegos, estos son como pesadas cadenas. Por un lado nos dan la seguridad a que el viento no nos moverá, pero también nos ancla y nos impide el movimiento, solo lo que permite la longitud de la cadena.
Llevas razón, pero sin embargo olvidamos que esos, los creamos y alimentamos nosotros y tienen una entidad importante. Pero solo en nuestro entorno de creencias. Contesta Alberto.
Parecemos seres libres y creamos lazos que nos dan, en teoría seguridad y como su nombre indica, el resultado son adherencias. Durante un tiempo suelen ser interesantes por dotarnos de seguridad, olvidando tenerla en nuestro propio ser. Pero nuestro pensamiento, sigue, con el pensamiento que lo valido una vez es útil para siempre. Creando un nudo que llega a asfixiar.
Muchas veces el enemigo esta en casa, somos nosotros y buscamos la culpabilidad en los demás para encontrarnos bien con nuestra manera de ser y de pensar. Sino se crearía un conflicto que nos haría sentirnos peor.
Juan hace una pausa, buscando la reflexión y meditar en lo expresado. Alberto comparte y dice: Alguien dijo que  el hombre es un lobo para el hombre. Pienso que no es solo hacía los demás, sino también ante si mismo.
¿Tú crees que las costumbres sociales pueden ser apegos personales? En cuanto las introducimos dentro de nosotros se convierten en personales, contesta Juan. Siempre es lo mismo la adaptación que hacemos a nuestros pensamientos, para hacerlos propios. La importancia de este hecho es vital para saber el ser creadores y modeladores de nuestra manera de pensar y comportarnos. Esta es la clave, perdida de vista muchas veces para perdernos en mundos extraños e inteligibles.
Al final todo es mucho más fácil, sin tantos recargos como creemos.

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