martes, 10 de octubre de 2017

LA EXCURSIÓN CONSCIENTE 3







Juan entiende de la sencillez, como uno de los métodos para solucionar cosas, frente a la sofisticación. Cerrando canales censores, de alguna manera, predeterminados.
Con los ejercicios que ha ofrecido Alberto, se ha dado cuenta de ello. Por ello lo comparte tras la cena y la reunión en los sillones. El fuego en la chimenea, como compás y fijador de miradas hipnóticas. Ya las noches son más frescas e indican la nueva posición de la tierra frente al sol.
Alberto profundiza en porqué están haciendo esos ejercicios y la necesidad de contemplar otra realidad, sin tantos filtros.
Tomás dice que parece mentira tener que trasladarse unos cuantos kilómetros de sus hogares, emplear un dinero en aprender cosas que son obvias.
Alberto responde que el lugar, es lo de menos, la inversión por su estancia y aprendizaje es un regalo que se hacen a ellos mismos. Por tener derecho a tener un regalo propio, no tiene que ser todo tan material.
El resto del grupo asiente, afirmando ese concepto que tenemos tan olvidado. Tomás se siente mal por la interpretación de sus palabras. Pero el clima es permisivo. Alberto anuncia que el desayuno será también consciente. Invita a descansar y comenzar el día con la salida del sol.
El día amanece con nubarrones y les priva la salida del astro pero sienten la realidad de su luz.
Alberto saluda y propone el ejercicio anunciado. No es necesario la venda en los ojos pero si poner los otros sentidos en la ingesta de los alimentos. Masticar despacio, saboreando los líquidos. Sintiendo el profundo agradecimiento por poder disponer de los mismos. Agradecimiento que cada uno lo efectuara de la forma que quiera sentir.
Desde luego se prolongo mucho más que cualquiera hace en sus hogares, sin tiempo, una de las premisas que dijo.

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