Juan siempre piensa que nuestro
mundo esta proyectado por personas, que tienen planificado nuestros gustos y
nuestras acciones. Nosotros somos un producto de un plan preconcebido.
Con este pensamiento, su manera
de ser roza con la amargura y siempre encuentra razones, aunque sean muy
rebuscadas, para defender su idea sobre el mundo. Somos simples peones en un
tablero de ajedrez, donde nuestros movimientos están muy controlados y el
objetivo es llegar a la casilla octava para coronarse.
Juan comparte estás ideas como la
persona que ha sido capaz de entender el manejo en la tela de araña.
Odia participar en los manejos,
que según él, estamos embutidos. Por ello se va apartando de lo que juzga como
manipulador. Lo difícil es encontrar algo que no lo sea pues consigue dar la
vuelta para encontrar el pensamiento justificatorio, para seguir en posesión de
la verdad última. Pero descubrir a todo el mundo como errado no es cortapisas
para seguir en su cruzada personal. Nadie esta en su posesión de su cerebro
privilegiado.
Siempre tiene que haber alguien
que despierte a los demás del sueño que padecen y les deja aletargados.
Comienza a hacer foros en Internet
para lograr una mayor difusión, incluso mundial. Las respuestas comienzan a
llegar e interesarse en descubrir la disposición del rompecabezas, representado
por las sociedades.
Abandona el trabajo y quiere
dedicarse en cuerpo y alma. Y va recibiendo apoyos que justifican que se erija
en adalid de la cruzada universal.
Pero empiezan a surgir contradicciones
pues vive en una gran ciudad y él, también es parte de la actividad de la vida
normal. Como si se tratara de un topo infiltrado, comienza a renunciar a cosas
que le aten o le creen dependencia del contexto general. Cosa difícil pero allí
está él, para llevarlo a cabo.