Juan
se acerco con sus dos sobrinos a un paraje natural, fuera de la
ciudad, donde les ve crecer. Les va descubriendo los nombres de los
diferentes árboles y animales que pueden observar. Pero ellos van
distraídos, correteando de aquí para allá. Su destino es una
laguna rodeada de un pequeño bosque, que la hacen pasar
desapercibida. Juan sabe que la única manera de prestarle atención
es contarles una historia.
Se
sientan frente a él mientras les cuenta como apareció este pequeño
lago. Permanecen muy fijos, sus ojos, en Juan mientras aprovechan a
tomar un bocadillo que traían elaborado de casa. Les comenta que un
grupo de personas limpiaron el entorno de maleza y piedras, para
dejar que la lluvia y la nieve la llenaran de agua, pero pusieron un
tapón para poderla desaguar siempre que hiciera falta. Gracias al
espacio de agua acumulada, muchos animales vivían allí incluso los
peces, esos que veis saltando de cuando en cuando. Pero importante
que nadie quitara el tapón, porque sino todo el liquido acumulado
desaparecería.
Al
unisono, la curiosidad les picaba, preguntaron donde estaba el mismo.
Juan pidió que terminaran el bocadillo e irían hacía allí, estaba
en el otro lado. El relato les motivo mucho, adelantaron su comida
para buscar el tapón de la laguna. Mientras lo rodeaban, les cuenta
la importancia del entorno. Pero Manu y Migue seguían en descubrir
el lugar Al llegar donde había apuntado con el dedo. Era el lugar
de desagüe, donde están varias piedras una de ellas, indico que era
el citado tapón. Juan se sienta, apoyándose en un árbol y saca un
libro, mientras lee, va observándoles. Entre los dos quitan la
piedra y vuelven con el tío. Recogen y se van.
De
vuelta están muy callados. Al llegar a casa confiesan su fechoría.
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