Que
extraño es que los extremos se toquen, me refiero al comportamiento
de chavales que quieren aparentar ser mayores y dejar, una etapa de
su vida, sin retorno. Los chicos quieren ser hombres y las jóvenes
quieren ser mujeres, copiando sus vestiduras, abalorios y
maquillajes. Puede ser curioso porque la publicidad conlleva a
realizar ese sueño dorado. Pero todo color al descubrirse en
profundidad, pierde su deslumbre y no llega a ser como nos lo han
pintado.
Pero
en la extremo aparece la gente mayor que se apega a no envejecer a
comportarse de una manera juvenil, donde los viejos son los otros. Yo
no pertenezco a este grupo donde son quejosos y están llenos de
enfermedades, pero esto ocurre en otro grupo distinto al que yo me
encuentro.
El
espejo se convierte él de un anorexico, en el que nunca nos
sentiremos reflejados en la imagen que aparece delante de nosotros.
Colores
chillones nos ayudan a diferenciarnos de esos extraños, a pesar de
tener los mismos dígitos en su carnet de identidad. Collares del
mismo estilo. Zapatillas deportivas que quieren reflejar el estado
que no tenemos, pero que es importante mostrar a los demás, nuestras
diferencias. La alegría que rompe el cansancio interior y por
supuesto las pocas ganas de hacer cosas.
Quizás
habría que romper precisamente con la fuerza de voluntad para seguir
aprendiendo en lugar de la apariencia, donde la fuerza interior se
muestra con la fuerza y calma, que da la edad, para poder seguir
consiguiendo cosas, donde no pensar que no has llegado sino que cada
día te muestra el camino de un nuevo aprendizaje. Donde cada día se
abre una pagina, donde vas escribiendo nuevas cosas, nuevos deseos y
nuevas realizaciones. Para sentirte mas lleno y más pletórico ,
menos, escaparate de otros.