Juan es un vendedor ambulante,
hace bisutería donde incorpora algunas piedras que dan un color que ayude a
hacer atractivo el producto que él elabora.
Un trapo de color azul es el que
forma el escaparate, donde se colocan sus creaciones. Este se coloca sobre
cualquier acera o algún banco.
Hoy Juan está nervioso no se
coloca detrás de su puesto. Se llega a poner enfrente donde hay un banco, pero
esto hace que nadie se pare a ver lo expuesto.
Una muchacha se para a ver, es
entonces cuando se levanta, pero la chica prosigue su camino. Entonces
reflexiona y se da cuenta que tiene que comunicarse para lograr que las
personas tengan una necesidad, que en principio no tenían. El consumo es un
gran factor.
Por fin una chica, se para para
interesarse por lo expuesto. Ella también ha elaborado y vendido bisutería, que
ella elaboraba. Él le explica, lo mal que le va. Ana, que es el nombre de la
joven. Le pide que le deje vender su género, Juan acepta, diciendo que está
dispuesto a aprender.
Curiosamente comienza a pararse
gente, interesándose sobre lo expuesto. Juan tiene un papel secundario para
indicar los precios. Algo que, Ana, aprende con rapidez. En poco tiempo
consigue vender todo.
Juan invita a cenar Ana, para
aprender lo que había visto, pero que no entendía. Pasa de un mal día a vender
todo lo que tenía. Se ha dado cuenta que él no confiaba en sí mismo, por ello
no elaboraba muchas piezas, hoy podría haberlas vendido todas. Ana se lo
recalca y le dice que tiene que empezar mirándose en un espejo, todas las
mañanas, para identificarse consigo mismo. Es la manera de empezar a confiar en
uno mismo. Ana le confiesa que comenzó igual que él. Confianza siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.