Alberto, se ve más motivado,
porque siente que hay motivación en los integrantes del grupo.
El siguiente ejercicio es con
ojos cerrados, dar pasos sintiendo el contacto con el suelo, sintiendo los
pequeños obstáculos que se encuentran, un pequeño agujero, unas piedras, que ha
distribuido, también les pidió que se descalzaran, para sentir mejor.
Los pasos son cortos y
dubitativos, se mueven en cámara lenta, han dejado de ser controladores para
ser receptores. Esto se lo va explicando, las piedras son como los problemas
que se encuentran en la vida, dependiendo como se aborden pueden hacernos daño,
paralizarnos y hasta dejarnos inmóviles sumidos en un terror inmovilizante.
Lo importante es dejar la vista
cerrada y tratar de utilizar los otros canales
Donde la respiración marcara el
ritmo de nuestro corazón. No hay más consignas van andando o parados y cada uno
elige lo que tiene que hacer, Alberto observa desde fuera y anota
características de cada uno para luego poderlas comentar.
Después de esta iniciación se
trasladan a una ladera donde ya hay más obstáculos, rocas, árboles, arbustos.
Ya no se esta tan controlado como en el
espacio plano, cerca de la casa.
Añade la utilización de vendas
para asegurar la propia traición del ejercicio, ahora si se les deja calzar,
para no dañar los pies.
Por supuesto que no tienen
teléfonos ni relojes, nada que mida el tiempo. Y este pasa hasta la caída de la
tarde. Cuando Alberto les devuelve a la realidad, les ayuda a desprenderse de
los pañuelos que les han privado de uno de sus sentidos. Ahora vuelven a la
casa para comentar antes de tener la cena que ya está preparada, las
sensaciones recibidas a lo largo del día.
En un ambiente distendido van
comentando la experiencia de este tiempo. Juan está muy emocionado.
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