Hoy
el trafico es más complicado que otros días. La lluvia hizo su
aparición y en vez de tomarse como una bendición, se toma como algo
a evitar, Nadie quiere tener sus ropas o cuerpo mojados, por ello se
recurre al abrigo del coche, curiosamente para aparcar, lejos y con
los consiguientes atascos que carcomen la paciencia de todos los que
están encerrados en sus vehículos. Caras de circunstancias, donde
avanzar unos metros se considera una hazaña. Hasta el vehículo de
urgencias, a pesar de su sirena, tampoco logra grandes avances, hasta
tomar la decisión de tomar otro camino y dar la vuelta en el primer
lugar que no exista mediana en medio de la calle.
Manuel
es conductor de autobús y ya ha vivido estas escenas, curiosamente
los días en que el tiempo se muestra diferente.
No
cumplirá con el numero de trayectos asignados pero hoy tocara
esperar algo más de lo normal en las paradas con marquesina, hoy muy
concurridas. Los continuos frenazos hacen que los ocupantes se pongan
más nerviosos y traten de compensar su frustración con él. Pero
sabe que enfrentarse es crear un peor ambiente y él no es el
responsable de la acumulación de coches. Pero una señora, va hasta
su puesto y trata de agredirle. Para el vehículo y la invita a
bajarse. A lo cual se niega. Entonces decide llamar a la policía. La
hostilidad va subiendo de volumen, todo el mundo llegara tarde donde
debían llegar. Hasta que un hombre hace de mediador.
Manuel
se atiende a razones pero la señora sigue gritando. Bueno pues nos
veremos en comisaria, no tengo que aceptar que se me quiera agredir,
poniendo en peligro la vida de todas estás personas. Armado de
razones espera que llegue la policía con quien pondrá la
correspondiente denuncia.
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