Juan
y Alberto son dos buenos amigos, se reúnen cada miércoles para
hablar sobre cualquier tema. Hoy lo han hecho para hablar de los
animales. De sus derechos como seres vivos. Están de acuerdo en
apoyarlos y, en futuro, participar en sociedades que claman por sus
derechos.
La
repercusión social, en estos días, clama por el maltrato de unos
perros en diferentes puntos del país, las noticias han buscado filón
noticiable y parece no ocurrir más cosas, ni en el mundo ni en su
ciudad. Toca hablar de este tema. Parece que la soledad del hombre se
encuentra que existen más seres vivos en el planeta. Dice Juan.
Alberto
afirma con la cabeza, mientras habla del olvido que se han tenido
sobre esos compañeros.
La
lista se abre para incluir gatos, pájaros, peces y algún caballo.
Alberto siente que olvida a las cobayas, conejos y hasta serpientes y
reptiles.
Su
conversación es al unisono y añaden otros animales exóticos. Dan
una gran importancia a la compañía que hacen en las diferentes
casas a muchas personas, el cariño que se muestra por ellas.
Siguen
mostrando la cantidad de valores y la defensa a ultranza que hay que
hacer de ellos. Frente al maltrato y los castigos infligidos sobre
ellos.
Hoy
comerán juntos y dirigen sus pasos hacía el restaurante que culmina
sus encuentros. No se encuentra muy lejos. La comida casera es su
especialidad y la que hace que se llene de comensales fijos.
Tras
coger su mesa favorita junto a una ventana que da al parque. Oyen los
gritos estridentes de las cotorras argentinas. Se nos olvidaron
incluir a los loros y las propias cotorras en nuestra lista de
mascotas. Dice Juan.
El
camarero les dice el menú y de primero optán por las lentejas, de
segundo, tomaran pollo asado.