jueves, 30 de noviembre de 2017

LA ESCALERA DE CATORCE PISOS





El edificio tiene catorce plantas. Juan vive en la trece. Hay dos ascensores para facilitar el desnivel. Pero él le gusta subir y bajar por las escaleras. Las primeras veces no encontraba su fin, luego fue buscando referencias, en la cuarta planta una maceta en la ocho un extintor en la diez un felpudo con muchos colores, para saber en el piso donde está y solo rehuía el elevador, cuando va cargado o acompañado. Las veces que ha invitado a iniciar la subida, a amigos, en la cuarta planta viene una negativa a seguir ascendiendo. Se quiere la comodidad del no hacer por la del hacer.
La respiración le acompaña en su ritmo escalante y se adapta al del corazón. Juan siente sus rodillas fuertes y su impulso para sortear los peldaños. La bajada le resulta más insulsa, pero tiene la ilusión de alcanzar la calle, motivación suficiente para hacerlo.
Hoy es martes, es su cuarta subida. Al llegar al extintor, nota que su corazón va más acelerado de lo normal. Para para respirar agitado y se apoya en la barandilla, hace un flexión de su tronco, para facilitar la entrada de aire, pero esta agotado, se sienta en un escalón y espera recuperar, solo son cinco pisos más.
Se levanta pero el hacer la subida de un solo escalón es un triunfo, su vista esta hacía arriba pero su cuerpo está inmóvil. Asustado lleva su mano al corazón y le siente desbocado. Un agudo dolor en la parte izquierda, es mala señal. Paralizado nota como su cuerpo se va arrugando para perder el control y hallarse en el suelo. Bloqueado no logra articular palabra ni realizar movimiento alguno sus ojos se cierran para evitar cualquier cansancio. El aire parece haberse extinguido. Los sonidos desaparecen, mientras el ascensor, pasa subiendo.

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