Juan
y Luis comentan la importancia de sentirse importantes respecto a la
gente que les rodea. Cualquier cosa hace diferenciarse a unos de
otros.
- Creo que tenemos miedo a manifestarnos como manada, de ovejas. Pero en realidad por mucho que hagamos seguimos en la búsqueda de la misma. Comenta Luis.
- Si, parece una gran contradicción, la demanda de la propia posición frente a los demás. Añade Juan.
- Realmente gastamos mucha energía en diferenciarnos, cuando el objetivo es común. Si yo crezco la sociedad crece. Pero los objetivos parecen ser diferentes.
- Claro, ahí esta la razón de no entender el sentimiento común. Un bosque de pinos parece solamente eso, pensando en la monotonía del paisaje, sin descubrir la flora asociada y la fauna. Discriminamos un solo factor, olvidando los otros que allí se encuentran. Cierra los ojos Juan, como queriendo expresar más intimidad a sus palabras.
- Estoy de acuerdo cuando nuestro vecino o compañero de trabajo le convertimos en un enemigo. Muchas cosas estamos haciendo mal. Nos llevamos de una inercia instalada en nuestro subconsciente y dejamos que funcione en automático, coincidente en el mismo sentir de otras personas. Nuestro proyecto de forma de vida se diluye, desvirtuándose y convirtiéndose en otra cosa, que nos hace sentir mal.Luis mira a su amigo y siente como reafirma cada vez que habla, fluye perfectamente y se generan endorfinas, con un resultado de sintonia. De creer entender un poco mejor la vida. Ese estado complejo que parece ser y realmente no lo es, como comenta con Juan.
- Si, tengo la misma percepción, los espacios de tiempo y espacio, parecen aparcarse en otro lado y te llenas de lo que estamos sintiendo.
- Al final todos tenemos el mismo origen y hasta herencia, manipulados por los sentimientos.
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