En
su mano recoge el bocadillo que le ha preparado Illé, su compañera.
Juan es un sudamericano emigrado a Europa, en concreto a la península
Ibérica.
La
situación en su país de origen no es buena, lo que obliga, como una
epidemia a salir en busca de lo que presentan las películas, fortuna
y medios materiales que te hagan lograr la felicidad. Cuando ves un
futuro incierto y como la mayoría opta por una salida del lugar de
origen.
La
familia de Juan se empeño para lograr el pasaje aéreo lo y unos
dolares más para poder subsistir en el nuevo destino. Pero no vino
solo vino con su novia Illé. Entre los dos tendrían mayores
oportunidades de triunfo.
Lo
primero era lograr una habitación en un piso compartido, tarea
facilitada por unos familiares que ya estaban aquí. Por un precio de
trescientos euros, tenian una habitación, minúscula para los dos.
Su familiar sacaba cincuenta euros de lo que les había dicho, así
la parte suya disminuía. Mas los gastos de agua, luz y gas
proporcional.
La
mano de obra no cualificada era fácil de colocar, salarios más
bajos y los que nadie quiere. No fue difícil encontrarles trabajo.
Pero todo tiene un coste una parte tiene que revertir en quien les ha
acogido y facilitado el medio de subsistencia.
Juan
y Illé estuvieron echando cuentas y las diferentes reparticiones de
sus salarios y viendo donde tiene que ir los mismos, llevan dos
meses, trabajan seis días a la semana. Solo se ven por la noche,
pues Illé tiene una jornada hasta las nueve de la noche, entre que
llega a casa y logra comprar algo son las diez de la noche. Siempre
los números persiguiéndola.
Pero
Juan tiene, cada mañana, su bocadillo envuelto en papel de aluminio,
en mano.
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