jueves, 9 de noviembre de 2017

LAS RACHAS DE VIENTO





El día abrió como el anterior. Algunas rachas de viento barren las hojas, indicadoras de la estación en que nos encontramos.
Juan abrocha la cremallera de su cazadora y sale con paso firme. Hoy no es un día de trabajo pero tiene que solucionar unas cuestiones favorables.
Según camina hacía el metro va pensando la estrategia de comportamiento con su familia, analizando las diferentes posibilidades. El viento no consigue disiparlas en su interior, al contrario encuentra más incertidumbre con lo que pueda ocurrir. Se van a juntar varios miembros para dilucidar una herencia, pendiente de recibir. Cada uno lleva un interés sobre la misma y por supuesto las intenciones son muy diferentes, donde las parejas de los hijos, juegan un papel decisorio, por tanto ajeno al espíritu de la familia. La madre, aun presente intentara llegar a un acuerdo general, pero por su edad y sus olvidos representa poco, solo el valor simbólico.
Juan es el único que permanece soltero, por ello es el que permanece más independiente de la reunión. No tiene ninguna intención de luchar, pero sabe que sus sobrinos también formaran parte. Quizás sea la última reunión familiar.
Casi no quiere llegar pero no puede eludir la misma.
Nada más llegar a la casa de la madre el ambiente es frio, ya han debido iniciar preámbulos y se disponen las posiciones enfrentadas. Los besos suenan a roce y los apretones de mano duran el equivalente a medio segundo. La reunión es en el salón se han traído todos los útiles de ser usados como sillas.
Juan elige la posición más cercana a la ventana, para poder desplazar la vista en algún momento de tensión, posible producto lógico.
Por fin el hermano mayor enfoca la situación. Los brazos y piernas comienzan el cierre automático, evidenciando las antagónicas posturas.

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