Juan
regresa, por la mañana a su trabajo, en su mesa de trabajo se
encuentra, una serie de folios con las tareas a hacer.
Los
dos primeros hacen torcer su gesto y la preocupación por hacer lo
complicados que resultan. Casi ni lee el tercero y menos el cuarto.
Ya tiene tarea para desarrollar este día. La mañana la dedica a
resolver las dos tareas.
Tras
la pausa de la comida, con la satisfacción de la tarea bien
realizada, vuelve a su mesa lee la tercera tarea, esta le llevara
poco tiempo hacerla. La cuarta es una felicitación por otras
resueltas anteriormente.
No
se lo cree y la relee una y otra vez. Su gesto cambia de la
preocupación a sentirse un rey. Si hubiera leído todas está
mañana, seguro que habría sido diferente. No hubiera sentido tanta
presión y lo hubiera hecho de una manera mas festiva. Quizás
hubiera contestado mejor a su compañero que necesitaba de su ayuda.
La sequedad no hubiera salido de su garganta al contestar a un
cliente. También la llamada de su mujer tuviera otro tono.
Juan
entiende que el problema ha sido suyo en su planteamiento, empezó su
trabajo por lo que, creía, ser prioritario, sin abordar el conjunto.
Las
noticias de los medios de comunicación esconden o tapan, algo
similar a lo sucedido por Juan. Al quedar en cuarta o quinta pagina
tapan algo importante. Pero no hay casualidades, todo tiene una
estructura en busca de un resultado previsible. Por ello entre la
paja se aloja el tesoro o el objeto de búsqueda.
Es
necesario ver con las cartas que disponemos para hacer la jugada, que
nos permita ganar y no seguir la vista del tahúr ilusionista que
desvia la atención de donde está ubicado el truco de magia.
Juan
lo aprende.
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