El
abogado siempre piensa que tiene el conocimiento suficiente de
encontrar los argumentos suficientes para defender a cualquier
cliente.
Luis
ha tenido esa habilidad que le permite tener un cierto prestigio en
su profesión, teniendo suficientes ofertas económicas para trabajar
en los diferentes bufetes de su ciudad.
Ha
enseñado a letrados noveles, muy atraídos por su fama. Han pagado
un gran precio por su aprendizaje. Todo le conlleva a que se
convierta en una persona distante donde su ego ocupa gran parte de su
personalidad. Se ha convertido en una fabrica de generar dinero,
parece un ilusionista, donde todo el mundo observa pero nunca
descubre el truco.
Algunos
jueces han contradicho su argumentación, pero en los casos más
sonados ha conseguido su objetivo que no es otro que una sentencia
favorable.
Hablando
con él reconoce su arrogancia pero con la argumentación de: Yo
puedo. En un mundo de dudas cuando alguien se presenta de esta forma,
tienes muchas papeletas de ser seguido y por tanto de ser odiado.
Valor despectivo para él, pero que acompañan sus pasos por la
ciudad. Ha cambiado varias veces de residencia, por no estar cómodo.
En esa búsqueda de equilibrio, lo ha intentado tapar con dinero.
Pero el ego es como una droga en la cual tienes que seguir
alimentando, parecida a un globo de helio, mientras haya gas que se
queme, el mismo subirá y se desplazara. Por ello el camino es seguir
aportando gas, hasta cuando quieras seguir. El problema surge cuando
tus piernas exigen andar y tomar tierra, para ello es necesario
abandonar el transporte, que tan feliz te había hecho.
Quiso
colgar su toga, pero no es fácil dejar un camino tan enredado, ha
tejido una red, difícil de dejar porque si.
Atrapado
se siente en una celda, desamparado, sin salida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.