María
es concejala de un pueblo. Eligió entrar en política para mejorar
las condiciones de vida de sus vecinos. Este acto es extrapolable al
discurso de los otros concejales y alcalde, incluido. Detrás de cada
uno de ellos hay un submundo por el que han elegido este camino, tan
diferente como personas lo componen.
En
María no hay circunstancias que demuestren que esto no es así. Cada
caso o propuesta, para ella, es un lucha por alcanzar la justicia. Su
pueblo no es muy rico pero se convirtió en una ciudad dormitorio, al
estar entre dos ciudades. Por ello no hay mucha implicación. No hay
el sentimiento antiguo que puede representar cualquier pueblo, con
sus tradiciones y sentimiento de pertenencia a … La gente casi va
a dormir allí. Aunque mucha gente joven ha llegado y se ha asentado,
por el valor inferior de la vivienda. Un pueblo de a penas mil
habitantes ha multiplicado su población hasta las treinta mil
personas. Por ello los valores, infraestructuras han cambiado la
fisionomía del entorno. Los problemas se han multiplicado y exigen
nuevas ideas que los primitivos habitantes no tenían. Aunque algunos
se han lucrado con la venta de terrenos. Donde se han construido
urbanizaciones a diestro y siniestro sin planificación ninguna.
María
surge de esta emigración y trae ideas de cambio. Siempre que se trae
estás, surgen las susceptibilidades. Pero esos brotes verdes son los
necesarios para renacer los paramos. Ha sentido la hostilidad de
representar estás ideas y estos sentimientos, pero no renuncia a
ellos. La juventud trae ese ímpetu y la necesidad de hacer cosas
nuevas. Delante se enfrenta a un muro de conciencia arcaica, aunque
adapten sus ideas como propias con ligeros matices. A ella no le
importa por ser bueno para sus vecinos. Asume esa posición difícil.
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