lunes, 6 de noviembre de 2017

LA CONCEJALA







María es concejala de un pueblo. Eligió entrar en política para mejorar las condiciones de vida de sus vecinos. Este acto es extrapolable al discurso de los otros concejales y alcalde, incluido. Detrás de cada uno de ellos hay un submundo por el que han elegido este camino, tan diferente como personas lo componen.
En María no hay circunstancias que demuestren que esto no es así. Cada caso o propuesta, para ella, es un lucha por alcanzar la justicia. Su pueblo no es muy rico pero se convirtió en una ciudad dormitorio, al estar entre dos ciudades. Por ello no hay mucha implicación. No hay el sentimiento antiguo que puede representar cualquier pueblo, con sus tradiciones y sentimiento de pertenencia a … La gente casi va a dormir allí. Aunque mucha gente joven ha llegado y se ha asentado, por el valor inferior de la vivienda. Un pueblo de a penas mil habitantes ha multiplicado su población hasta las treinta mil personas. Por ello los valores, infraestructuras han cambiado la fisionomía del entorno. Los problemas se han multiplicado y exigen nuevas ideas que los primitivos habitantes no tenían. Aunque algunos se han lucrado con la venta de terrenos. Donde se han construido urbanizaciones a diestro y siniestro sin planificación ninguna.
María surge de esta emigración y trae ideas de cambio. Siempre que se trae estás, surgen las susceptibilidades. Pero esos brotes verdes son los necesarios para renacer los paramos. Ha sentido la hostilidad de representar estás ideas y estos sentimientos, pero no renuncia a ellos. La juventud trae ese ímpetu y la necesidad de hacer cosas nuevas. Delante se enfrenta a un muro de conciencia arcaica, aunque adapten sus ideas como propias con ligeros matices. A ella no le importa por ser bueno para sus vecinos. Asume esa posición difícil.

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