jueves, 23 de noviembre de 2017

LA CARTERA 1





Un hombre va caminando por la avenida. Va como fuera de sitio, sus ropas raídas, barba descuidada, pelo desaliñado. Su mirada fija en el suelo, no quiere cruzar su mirada con nadie de por allí.
Parece uno de los marginados, perdedores de una sociedad en pujanza continua. Es parte de la parte perdedora. No tiene nombre, cuando tiene hambre busca entre los restos de los contenedores de basura.
Se mueve lentamente, no tiene la energía suficiente para hacerlo mas deprisa. Una bolsa de deporte, deteriorada es su única compañía, ahí tiene su poco ropa y algo de comida que guarda para el día.
Si consigue algo de dinero va a asearse a unos baños municipales. Duerme en los bajos de un parque público. Bajo un puente guarda un saco, una manta y cartones para aislar del frío suelo. Afortunadamente no tiran sus pertenencias al contenedor de basura. De regreso, antes de que caiga la noche, prepara su espacio nocturno.
Pero hoy no es un día cualquiera, descubre una cartera de bolsillo, sin documentación, pero con un fajo de billetes de dinero. De la sorpresa pasa a la incertidumbre.
¿Qué hacer con tanto dinero, donde guardarlo? Está cansado, pero decide hay no dormir en el parque. Va a un hostal barato, donde dormir en una cama y asearse. Para ello compra ropa limpia y una maquinilla de afeitar.
Alquila habitación y hasta una sonrisa se dibuja en su cara. Paga, la misma y hasta va a cenar a un restaurante, tras haberse aseado y cambiado de ropa.
Cena copiosamente y hasta toma un café. El sueño tarda en llegar, la cafeína hace efectos a quien no está acostumbrado. Pero da una y otra vuelta, mientras escucha a los ruidosos vecinos que van contando sus experiencias en la ciudad, la cama desecha.

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