miércoles, 17 de enero de 2018

ESCONDER LA CULPA




Juan comenta a su amigo Alberto, el hecho de esconder lo que no queremos ver, con la esperanza de que nadie sea testigo del acto. Sin darnos cuenta que ese mismo está, en cualquier sitio, más o menos tapado pero, nosotros sabemos, que allí está. Es como si quisiéramos quitar un peso, por supuesto, pesado, para desprenderse de él.
Alberto contesta: si, me viene a la cabeza las películas, donde ocurre un asesinato y tiene que hacer desaparecer el cadáver.
  • En efecto, hay que hacer desaparecer la culpa. Responde Juan.
  • Pero ese sentimiento va en la cabeza de cada uno. Da igual que aparentemos normalidad hacía los demás, dentro de nosotros está presente.
  • Aun creyendo que con nuestra muerte se arreglara todo. Por ello la necesidad de ocultar a los demás, durante el mayor tiempo posible, el mismo.
  • Pienso que no existe una mayor traición que la  efectuáda contra uno mismo.
Juan enrolla su bufanda y la mete en el bolsillo de su abrigo. El sol había dado una tregua al mar de nubes.
  • Me estoy dando cuenta cuando meto la bufanda en el bolsillo y lo comparo con lo que hablamos. Mi bolsillo no tiene la capacidad de albergar toda la bufanda, una parte sobresale, pero aunque no fuera así, su volumen es tan grande para captar la atención de las personas con que nos cruzamos. Sin darse cuenta son conscientes de la anormalidad del abrigo y presuponemos la intuición generada en la visión de los demás. Tal vez, nosotros proyectemos, algo que esconder y por ello, cualquiera vera la anormalidad de nuestra conducta.
  • Si es un buen ejemplo, por mucho que tratemos de ocultar, más decimos nuestra anormalidad.
  • Correcto lo proyectamos y cualquiera, puede darse cuenta, de la cosa a esconder

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