miércoles, 3 de enero de 2018

EL RESPIRO DE LA ÚLTIMA CUESTA



Juan se sorprende de la noticia sobre un asesinato y como el autor mantiene durante mucho tiempo el recuerdo del acto. No ha sido imputado por él, pero su conciencia no esta tranquila. Ha sabido esquivar a los investigadores y se ha encontrado a salvo. Pero en su pensamiento surge que si ha sido autor una vez lo puede hacer en más ocasiones. Cree tener controladas las situaciones pero es difícil no dejar un cabello en el lugar menos indicado. Como al haber cometido el crimen puede repetirlo de nuevo y así, en una espiral ascendente en otras ocasiones, esa magnanimidad que concede el poder, sobre los demás, aunque sea la vida de ellos.
Juan entiende que ese pensamiento obsesivo se produce una y otra vez en su cabeza, con el agravante de seguir actuando. Y el juego de no ser detenido, produce esa sensación de ser persona muy importante, incluso los medios de comunicación dan alas para sentirse así.
Razona que ese sentimiento de culpa va generando un odio en su interior que le va pudriendo y llega el momento de tener que confesarse culpable para limpiar el pensamiento tortuoso, perseguidor en cada momento de su vida.
Como hay errores, no controlados que facilitan el acceso a su detención y posterior declaración. Parecido a subir una cuesta muy empinada y la necesidad de parar, en lo alto de la misma, y tener una profunda respiración y sentir un alivio reparador.
Quiere comprender los motivos de su actuación pero detrás hay un numero de cosas muy diferentes que forman la personalidad de cada persona.
Los medios de comunicación se manifiestan como el triunfo del bien sobre el mal y como podíamos haber sido su siguiente victima, por ello surge el respiro, de la última cuesta, en la población en general.

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