viernes, 12 de enero de 2018

EL PASEO MATINAL




Alternando el paseo por la arena de la playa con las baldosas del paseo marítimo, los dos abuelos van andando por la mañana, temprano.
Algún corredor matinal y las furgonetas de aprovisionamiento a las diferentes tiendas, completan el paisaje.
Las palmeras dan el toque de playa, apetecible y una gaviota elige, la copa de una una de ellas, como atalaya, mientras emite un agudo sonido.
En una conversación, entrecortada, por el ejercicio emitido al andar, van parando cada vez más, como queriendo dar énfasis a su conversación, aunque, en realidad es para recuperar oxigeno, ese que en la última cuesta es el más necesario, he indica el momento de volver. Como en las comidas se habla de comida en los paseos se habla de ejercicio, por supuesto en pasado y de los logros hechos hace años. La memoria se fija en pasado sin aceptar el presente y menos el futuro, del que no aparece registro.
Juan sabe que pronto se valdrá de un bastón, para darle la confianza que va perdiendo en si mismo y le va convirtiendo en un hombre dubitativo. Ana va por delante pues acepto hace mucho tiempo el paso de los años, hoy no le resulta nueva la situación actual.
La desmemoriá siempre surge pero la ayuda del compañero sale al rescate, pero como un hecho natural no impositivo de la nueva realidad. Cuando van subiendo la cuesta se cogen de la mano, en esa necesidad de apoyo y de marcar el ritmo. Las paradas se intensifican y se plantean si tienen que eliminar esta subida. Pero Ana responde que sería una especie de traición hacía ellos mismos. La vista es tan hermosa donde se ve el litoral franqueado por casas bajas, frente a los grandes edificios y el campo lleno de frutales. Merece la pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gracias por participar en este blog.