viernes, 29 de julio de 2016

CADA VEINTIOCHO DE MARZO




Cada 28 de marzo, se tiene la costumbre de dejar un objeto en la casa del vecino que se tiene a la derecha. El objeto tiene que tener un gran valor material. Con ello se quiere compartir con los demás. La norma se modifico cuando se construyeron pisos en altura, haciéndola de abajo a arriba, siempre hacia la derecha. Este se devolvía el 28 de septiembre de ese mismo año. Para algunas personas salvaguardar el testigo, significaba un gran problema, por lo pobres que algunos eran. Unos lo dejaban en sus cajas de caudales pero otros tenían que esconderlo para que pasara desapercibido.
Cuentan que cuanto más valor tenía el objeto depositado mayor sería el beneficio obtenido, por ello lo que se entregaba solían ser joyas, en algún caso lingotes de oro. Por supuesto los depositarios no podían hacer uso de los mismos en ese periodo de custodia. Todo tiene un significado simbólico, el cual todo el mundo acepto, por ello se convirtió en una norma, con función de ley. Ya se sabe que la costumbre hace la misma.
Juan esta pasando apuros económicos y pensó empeñar las joyas entregadas en deposito para obtener el dinero suficiente y recuperarlas para la fecha prevista. Pero las cosas no siempre son como uno prevé y el día llega. No sabe como afrontar su mala acción. Por ello cuando quedan dos días abandona el domicilio. Coge unas maletas, las mete en el coche y desparece sin decir nada a nadie. El día de entrega siempre se hace con un fuerte abrazo con el vecino, pero una familia no recibe sus valores. Se ha transgredido la norma, por ello se denuncia al comisionado de la ciudad.

Juan piensa que está deshonrado por ello no quiere volver a su casa. Prófugo de su vida, expatriado. 

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