Ana y Clara son dos amigas que
cada tarde de viernes van hacer la compra de la semana, para ello, se ayudan
del coche de Clara. Y así eligen que cenaran la noche del sábado en que se
reúnen con sus parejas en casa de una u otra alternativamente. Al tener gustos
parecidos la compra se produce duplicada y como los gastos son a medias. Cada
una aporta la mitad del dinero. Esta tradición hace que en alguna semana no
hayan coincidido, por circunstancias externas. Se encuentren como perdidas. Sus
maridos también tienen gustos similares y aficiones deportivas. Lo cual hace
que sean cuatro en lugar de dos parejas. Las vacaciones, también son conjuntas.
La buena armonía es envidia en
otras personas que tienden a mal meter ideas que no son y que pueden crear la
enfermedad.
Las cuñadas de Clara son bastante
envidiosas, y a la que pueden quieren mostrar que los amigos de ella no son tan
buenos. Esa semilla siempre ha caído en campo baldío. Nunca ha prosperado. Pero
un día le dio que pensar y la relación entre las parejas dejo de ser tan buena,
ya se empiezan a adivinar dobles sentidos y cosas que no son.
Con lo cual esa semana no fueron
a por la compra común. Cada una lo hizó por su parte y ese sábado, no se
vieron. Los maridos tampoco se vieron tras las explicaciones que Clara le hace
saber.
Se sientan a analizar situaciones
y hacen un ovillo, que no estaba en ningún lado pero de pronto se construye y
encima se le aportan argumentos que justifican las conjeturas.
El cáncer acaba de tener forma,
estructura y dimensión, directamente, como una bola de nieve se va haciendo más
grande y ya el paso siguiente es la ruptura, se acabo deciden.
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