-Por
favor, me podría decir donde esta la calle resurrección.
-No
me suena por este barrio, pregunte en el estanco.
Juan
se dirige donde le han dicho y tras esperar dos clientes pregunta por la calle.
-Baje
esta calle y a la cuarta gira a la derecha, allí junto una oficina de correos
sale esa calle que es muy cortita.
-Muchas
gracias, se despide e inicia el recorrido sugerido. Al llegar a la cuarta
calle, no ve la oficina, por lo que baja una calle más y allí si está.
Sube
las escaleras y en la primera planta se encuentra, donde gestionar su contrato
de gas.
La
actividad es escasa, pero más lenta lo hace la persona que se encuentra frente
a ella. No muestra ningún interés hacía quien ha llegado y parece como si
tuviera mucho trabajo.
Juan
pregunta para formalizar su contrato.
-Un
momento enseguida estoy con usted. Contesta, desviando papeles a las diferentes
cestas metálicas.
Los
minutos pasan y Juan se sienta a esperar ser llamado y ver el febril trabajo de
la persona al frente. El teléfono ni sonó, pero allí seguía esperando.
Tras
el paso de media hora Juan se levanta y solicita una hoja de reclamación.
-Por
favor, puede esperar, estoy terminando esto que tengo que entregar antes de que
sea en punto.
-No
necesito esperar más. Usted esta mareando papeles mientras yo espero a que se
digne atenderme.
-Usted
ignora mi trabajo, por tanto no lo juzgue.
-No
estoy emitiendo juicios de valor solo pido que me de una hoja de reclamación. Usted
siga con su trabajo y yo soy voy a poner una queja.
Airado
va por la hoja y se la da, volando por el mostrador.
Juan
dice: hoy no es un buen día para ambos. Sabe que tendrá que volver.
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