Se acerca a un matorral, dentro
del parque urbano, entre sus ramajes busca una bolsa de plástico con sus ropas
y la toma con su mugrienta mano, había ido a comprar algo de fruta, por
supuesto de la mas machacada, la que todos desprecian, y se la dejan más barata, allí ya le conocen
desde hace un mes.
Juan ha perdido todo ha sido
victima de unos vientos que no soplan a su favor. Pero sobre todo sabe que
estos cambiaran y harán remontar su rumbo, por ello no pierde la sonrisa y la
ilusión. Trabajo de informático en una empresa que de la noche al día, dio el
cierre. Unos directivos habían desviado el patrimonio de la misma. Todo era
alquilado y los activos los han desviado a otras cuentas. Juan se encuentra en
la calle sin indemnización, fue perdiendo todo lo que tenía y no había cotizado
lo suficiente para recibir ayuda estatal. Su mujer se fue con los dos pequeños
a casa de sus padres haciéndole responsable de la situación en que estaban,
demasiadas razones guardadas en un cajón para justificar su actitud.
Unos baños públicos le permiten
asearse, pero no quitar las cicatrices o la basura que se genera día a día.
Se acerca a la asociación de
vecinos y se ofrece para dar clases gratuitas de informática. Sobre todo a
personas mayores que son las que más les cuesta adaptarse a los nuevos tiempos.
Le aceptan y buscan ordenadores de segunda mano para hacer un aula. Cuando le
dicen donde vive y un teléfono, simplemente responde que en la calle. Se interesan por su situación y le buscan un
piso compartido y un local para hacer arreglos de ordenadores. Varios chicos
van a aprender con él. Parece que el aire va toma la dirección correcta
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