lunes, 11 de julio de 2016

ANALOGÍA




Cuando llegas a la fila de espera tienes un sentimiento de perdida de tiempo. Hoy existen otras maneras de solucionar esto.
En realidad, pasas de una cola a otra para culminar en una última. Ha habido suerte porque solo has tenido que repetir la misma historia a tres personas diferentes, a veces, han sido hasta siete, donde das las respuestas estereotipadas sin pensar lo que te han preguntado, sino que tu mismo aportas el estimulo que has creado. Te empiezas a sentir torpe y te defiendes explicando que ya lo habías narrado a los anteriores. Con la respuesta de ya pero yo no soy adivino, tiene que volvérmelo a contar de nuevo. Como consecuencia se empiezan a olvidar detalles relevantes necesarios. Unas personas leen el diario gratuito recogido en la boca del metro, otros miran sus móviles en busca de algo o simplemente juegan con él, hasta que llega su turno. Otros miran sin ver, mientras hay alternancia de piernas para recoger el peso del cuerpo, por turnos. También se busca el apoyo en paredes o columnas. Tarea más difícil por la distribución de las mesas de recepción.
El culminar la mesa final se tiene una sensación de triunfo, del deber cumplido. Se contempla con la mirada al reloj, para ver la cantidad de tiempo empleado y la sensación de tiempo perdido, lo cual, crea una marcada frustración, sin haber tenido la misma, viendo un programa de cualquier cosa en la televisión.
Entonces nos acordamos del valor del tiempo y de las acciones que realizamos en nuestra vida, como una vida finita y la comparamos con el dinero que se malgasta, obteniendo objetos que apenas los utilizaremos. Da un sentido de derroche y malgastar nuestro más preciada vida. Analogía.

Pero no aprendemos la lección y volvemos a hacer lo mismo.

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