miércoles, 6 de julio de 2016

LA TRANSFERENCÍA




La transacción que le pide la empresa es adelantar un dinero que luego le será revertido, más una pequeña bonificación. Juan es una persona en los sesenta años a penas ha hecho sus pinitos en la informática y tiene que realizar la operación “on line”.
Comienza a sudar copiosamente, nunca ha realizado un acto de este tipo, tiene apuntados los datos pero no esta lo suficientemente seguro de hacerlo bien.
Ríos de sudor le corren por su cuerpo, es todo el dinero que le queda. Pero la empresa, donde trabaja desde hace veinticinco años, les ha pedido a todos los trabajadores ese esfuerzo para seguir siendo efectivos.
Por fin llega a la casilla de aceptar, comprueba una y otra vez los datos puestos y toca en ella.
Un mensaje le llega de inmediato que le informa que los datos son incorrectos, Tras comprobar se da cuenta que los datos puestos no coinciden con las casillas aportadas.
Juan quiere abandonar y pedir la ayuda de alguien, pero es agosto y no tiene a nadie a quien pedir ayuda, tampoco puede ir a la oficina bancaria por ser por la tarde, y estar cerrada.
Cuando va a aceptar, se apaga la luz, y desaparece toda su operación. Una tormenta de verano es la causante del hecho.
Quien me mandaría meterme en este berenjenal sin saber de hortalizas, se dice.

Otra vez desde el principio. Se levanta a reponer parte de los líquidos expulsados de su cuerpo y vuelve a su ordenador, en realidad es volver con su enemigo y vuelve a seguir los pasos, que realizo anteriormente. Pero llega a un punto que se bloquea y no sabe como continuar, le aparece el miedo que envié el dinero a otra persona y pierda sus ahorros, y su compromiso con su empresa. Miedo…

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