Un
lunes se reunió Juan con con su amigo Daniel. Es el día que tienen
establecido para verse, puede variar la hora pero no el día.
Siempre
hablan de algún tema que han acordado durante la semana y elaboran
argumentos sobre el mismo.
No
se sabe porque eligen un tema y a partir de él traen elaborado unos
argumentos. Esta semana lo han hecho sobre los metales preciosos,
aquellos que son base de la economía, luego derivan hacía cualquier
cosa.
Daniel
argumenta los pros de cada mineral y lo que han supuesto para toda la
historia hasta convertirse en casi nada actualmente, porque todo es
virtual.
Aquí
Juan hace una analogía comparando los metales con la edad, haciendo
la metáfora de que la luz reflejada en un río por la mañana es
plateada y por la tarde, al atardecer se pasa a dorada. Con el símil
de la mañana, como juventud y el atardecer con la edad senil.
-Fíjate que cuando cae la tarde , la gente mayor, tiende a recluirse en sus
casas, no vaya a ser que la señora de la guadaña, les recoja fuera
de su protección. Sin saber que muere tanta gente dentro del hogar
como fuera de él.
-Si,
es curioso, la velocidad de recogerse al atardecer de las personas
mayores, dice Daniel.
-
Por eso contrariamente al valor que se da al oro por su menor
cantidad, puede ser un símbolo de la luz, proyectada en un río.
Comenta Juan.
-
Creo que estas rizando el rizo, pero es tu impresión, que es otra
manera de ver las cosas.
-
Por eso voy a defender el valor de la plata como valor de savia
nueva, frente a la del oro, como valor caduco. Y cuando vemos que el
valor de los metales es efímero.
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