El
día amanece fresco, el sol salió, pero las nubes se aferran a la
tierra, impidiendo que la luz estelar, llegue con normalidad. Lo que
envuelve en un manto de humedad y haga sentir una temperatura
corporal menor, aunque el cuerpo se afane para conseguir su punto de
normalidad. La ciudad se despereza, en momentos, en los que se quiere
prolongar la estancia en la cama.
Los
movimientos rápidos se suceden en sus ocupantes, el trafico se
colapsa, hay que llegar al destino con cierta comodidad, aunque
analizando pros y contras, la misma se ve disminuida por un estrés,
distorsionado, con un gesto de preocupación que no nos abandonara el
resto del día.
Posiblemente
las nubes se unen a la disminución de luz, al carácter general.
Curiosamente la ausencia de la misma, es causa de depresiones en
países nórdicos y montañosos.
Curiosamente
siempre vemos lo que nos falta, nunca lo que tenemos. Eso nos obliga
a la eterna seriedad de la frustración. No es arrojar las culpas al
tiempo, sino ver los significados, como los escondemos en busca de
culpables, aunque estos sean atmosféricos, curiosamente, da igual
que el sujeto sea neutro, todo vale para deshacernos de la “culpa”.
Respiramos mas tranquilos y nos sentimos mas cómodos, aunque no se
haya arreglado nada. Es igual, la suciedad o los errores los tenemos
que desviar.
Las
nubes pueden ser una buena terapia, aunque nos mojen. El sol no
saldrá hoy aunque este omnipresente, pero no lo veremos como tal,
unas cortinas tapan su brillo y su luz. Suficiente para disminuir su
energía. Los árboles terminan de perder las pocas hojas que les
quedan y queda el proceso de reunir fuerzas para brotar con todo su
vigor en pocos meses, tras el paréntesis del invierno, Con un brío
que enseña la fuerz
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