Juan
siente que su cuerpo esta dolorido, independientemente de lo que haya
hecho el día anterior. Va tomando fármacos, con la esperanza de
encontrarse mejor. Pero solo es un parche porque el resto del día
vuelve a aparecer, su cuerpo se va llenando de química, pero su
sensación sigue siendo la misma, no cambia la manera de ser.
Una
vez le dijeron, Juan, el dolor es inevitable, solo el sentimiento es
optativo. No entendió, porque siempre piensa a que a nadie le puede
gustarse estar mal. Como razonamiento vale, pero con el análisis de
caso por caso, entonces se entiende la manera de ser y obrar de cada
persona, solo entonces esta la respuesta del comportamiento personal.
Juan
vive ese entablillamiento pero no consigue descifrarlo, realmente es
difícil hacer una auto critica curativa, donde se despojen todas las
capas que hemos colocado para tapar a la semilla, origen de nuestro
dolor.
Juan
ha pensado que su manera de estar y ser, es producto del deterioro
producido por la edad. Asumir el calendario en cuerpo, músculos y
articulaciones, es la manera de sentirse avalado.
Hoy
hace una mañana luminosa, ha comenzado el fin de semana y quiere
poner en practica lo que le han dicho. Abandona la cama temprano y
quiere salir a la calle para sentir el roció matinal, el despertar
de la hierba y el canto de los pájaros. Quiere sentir minuto a
minuto lo que le rodea. Esta metiendo música que le haga acompasar
sus movimientos, donde encuentra el balanceo natural del caminar en
un ritmo lleno de vida. Comienza a llenar la película, de su vida,
con el decorado y la trama que ha elegido
no
la que había hecho sin ser él, el protagonista, el director y el
espectador. Todos los papeles que componen la misma.
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