Juan entra en
la gran superficie donde se amontonan un puñado de tiendas,
restaurantes, gimnasio y salas de cine. Para dotar de todo lo que
necesita una persona urbana. Desde los conceptos importados de
América. Donde el dinero te puede conceder todo lo que necesitas, la idea de carencia que se implanta en nuestros cerebros y que puede
ser vacunada con el dinero. No importa el numero de horas que hayamos
empleado para obtenerlo o el método, lo importante es poseer y ser
acallada la miseria o estrechez.
Juan a
reflexionado muchas veces sobre esto, pero resulta difícil ir
contracorriente, por ello se une como uno más, montado en su coche
que le facilita transportar mas cosas a su casa. Al ser sábado la
afluencia es mayor, aunque ya ningún día esta cerrado. Se tiene
ocupado una parte del ocio a nivel familiar, pues se come allí mismo
y luego una película, es suficiente para romper un día con la
rutina del trabajo. Curiosamente los carros de la compra han
aumentado de volumen para poder añadir mas cosas, que simplemente se
adquieren porque están a muy buen precio. Acumulando cosas dos y tres
veces iguales, con el argumento de que es una oferta muy tentadora.
Los comercios circundantes recogen las miserias que no han llenado en
el gran supermercado, las migajas les son suficientes para poder
pagar los alquileres altos y las condiciones del poderoso. Ajustan
los precios para poder competir con el grande.
Juan a confeccionado
una lista reducida pero siempre traerá algo mas, que justificara el
haber ido hasta allí.
Niños
chillando por los pasillos y colas para pagar, no le desalientan y
seguramente la próxima semana, repita actuación. Pues se da cuenta
que tiene el poder comprar, por ello se encuentra realizado. Y
satisfecho con su vida.
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