martes, 27 de junio de 2017

LAS CARENCIAS DE JUAN







Juan se siente bastante desgraciado porque, últimamente todo le sale mal. Desde que perdió su familia nota un vació interior, y las circunstancias le llevan a estar en un estado depresivo.
Juan siempre se fija en la parte perdida, nunca en lo poseído. Pues esto lo relaciona como parte de la normalidad. Ignora todo lo que posee, empezando por la vida. Claro pero esto es parte de la misma, por tanto no tiene sentido, alabar el bien poseído. Tiene una familia pero no le llena, el trabajo es rutinario, curiosamente existe diferencia entre ambas familias, la sanguínea desaparecida en diferentes circunstancias y la elegida. Juan solo recuerda la anterior. La actual compuesta por su mujer y dos hijos, representa otra cosa.
Sentado en el sofá de casa comienza a respirar deprisa un nudo oprime su pecho, pero poco a poco logra recuperar el ritmo. Están todos fuera. Siente miedo. Agudizando su sentimiento de soledad, de carencia.
Cuando llega su mujer la saluda sin levantarse, no tiene ganas ni fuerza para hacerlo. Ana descubre manchas en la camiseta de la sudoración y se interesa por saber porqué tiene esa palidez.
Por fin Juan se libera de culpa y le explica como se encuentra, cosa bastante insólita.
Tras el torrente de palabras. Ana mirándole a los ojos le dice sobre su actitud, reprochándole el ver siempre lo no poseído y dejar de sentir todo lo poseído. Juan niega con la cabeza por no ver esas cosas que dice su mujer.
Juan, tu respiras, tu hablas, tu hueles, tu bebes, tu comes, tu tienes un techo, nos tienes a nosotros, tienes trabajo, una casa, puedo seguir diciendote todo lo que eres posesor y sin embargo no lo valoras. Te anclaste en la muerte de tus padres, de tu hermano. Sin ver la vida.

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