Juan accedió a una plaza de
jardinero. Un gran entusiasmo le recorre por su cuerpo.
En su primer día recibe una
calida acogida por sus compañeros, porque con los recortes presupuestarios
llevaban años sin contratar a nadie y ahora se incorporan dos personas nuevas. Así
los trabajos se distribuirán. El capataz asigna a uno de los jardineros para
que le enseñe las dependencias a los dos.
Su mundo había estado entre
papeles y ordenador con lo cual el cambio es sustancial. A las preguntas se va
abriendo y comentando como es cada uno según su propia valoración.
La sala de materiales, el vivero
y el propio jardín para terminar en la sala del personal, pegada a la del
capataz que suele salir con frecuencia pues atiende otros dos jardines. Con lo
cual no esta muy encima. Pero representa al hombre estresado que no se
encuentra bien ni consigo mismo ni con nadie.
En cada trabajo tiene una persona
de confianza que hace sus tareas de una manera muy parecida. Incluso los tics
son asumidos como propios, hasta la utilización de palabras muy utilizadas por él.
Los árboles son suntuosos por el
porte y su longevidad. Aportan la preciada sombra que tanto es recurrida en los
estíos. La combinación de fuentes y plantas dota de una tranquilidad, no
siempre compartida. Es como llegar un día soleado, en los comienzos, de la
primavera con un paraguas abierto para no sentir los rayos energéticos. Tan
preocupados de aislarnos que nos separan tanto como tener jardines dentro de
las ciudades. Sin ser al contrario.
Andrés que es el mentor, les va
enseñando las tareas y los ritmos ha realizar, los horarios de pausa, pues están
hasta las cinco de la tarde, por tanto se llevan su comida para hacerla en el
comedor común siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.