viernes, 2 de junio de 2017

EL COMUNICADO EN UNA CARPETA DE PLÁSTICO TRANSPARENTE







Juan encuentra en su mesa de trabajo una carpeta de plástico transparente, con una etiqueta con su nombre. Normalmente los trabajos tienen que ir a recogerlos, pero hoy allí está.
Tras mover la silla, para acomodarse, perplejo, abre la misma. Un folio escrito a mano le indica que revise los papeles del interior.
Juan sigue con asombro en una época que todo se hace con correos electrónicos, y una red interior de comunicación.
Va leyendo el comunicado y comienza a temblar, necesita empezar de nuevo y volver a leer.
Tras volverlo a releer la conclusión es que su empresa será disuelta. No sabe quien lo envió, pues no aparece ni nombre ni firma. Cuando llega su compañero le muestra el envió. Y tiene la misma actitud. Pronto el informe pasa de mano en mano hasta que toda la sección sabe su destino futuro, engrosar las listas de parados.
Nadie sabe nada al respecto, pero todos tienen una cara de preocupación, no disimulada y comienzan a surgir llamadas de alerta. La actividad no se recobra. Hasta la llegada del encargado al que se le piden explicaciones.
Pero nadie sabe como han llegado esos papeles a la mesa de Juan, ni autor, ni origen de las citas.
Alberto, el encargado hace consultas a sus superiores, pero no recibe una respuesta convincente para llevar a sus empleados.
Por fin a la una de la tarde aparece un jefe y les convoca a una reunión para expresarles que en la próxima semana tienen apalabrada la compra de una empresa, con lo cual carece de valor, lo vertido en esos folios, que tapan su origen y se esconden en el anonimato.
La duda no se acalla y solo falta que pase una semana, para saber, si es verdad o mentira cualquiera de los comunicados explicados.

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