martes, 13 de junio de 2017

¿DONDE CONSTRUIRAN EL NIDO?







Alguien dijo: Dos seres vivos pueden quererse. El problema es cuando un ave y un pez se enamoran. Pero ¿donde construirán su nido?
Leía esto Juan, mientras esperaba la llegada de Ana. Lógicamente el querer a otro ser vivo no tiene que llevar a la anidación. Cuando se quiere a otro  no es necesario la ocupación de su espacio o el de realizar uno común.  Cuando se entra a un templo, puedes encontrarte a gusto pero no es necesario el tener que llevarlo. Juan piensa de esa manera, para encontrarse bien no es necesaria la ubicación, ni la brújula orientadora, ni siquiera la compañía es la disposición.
Deja el libro y cierra los ojos para reflexionar sobre ello. Ha estado en muchos lugares “mágicos”, pera esa magia tiene que contar con su capacidad de encuentro. Se imagina entrando en un cine, con muchas salas de reproducción, elige la película que quiere ver y entra en la misma. La decisión es la misma en la vida. Juan sabe que no solo hay que visualizar el film, sino poner toda la intención de nuestros sentidos para la realización plena de nuestra vida, no un espacio reducido de ella.
Se levanta de su sillón y va hacía la cocina para beber agua, toma uno de los vasos de colores que tiene en la estantería arriba y llena el mismo del liquido transparente. Una vez más, cierra sus ojos y comienza a beber muy despacio, dando vueltas en su boca, paladeando, mientras sus oídos son conscientes del ruido, de la acción generada. Siente como si regara una planta e intenta llevarla conscientemente hasta su estomago, en una visualización placentera. Poco a poco da unos pasos conscientes hasta el lugar de origen. Dobla su columna para sentarse de nuevo. Respira. Se estira.
Suena el timbre.

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