Juan piensa que allá donde
pienses se dirigirán tus pasos. Como representación de la idea y su reacción
sobre el cuerpo físico.
Siempre se hace referencia sobre
lo tangible sobre la materia pero se desprecia quien manda sobre ella, Juan
habla con su amigo Andrés y le muestra la importancia de nuestros pensamientos
y, la mayoría, se queda con lo demostrable. Sin embargo la intención es lo que
dirige no solo nuestros actos sino al mundo en general. Repite que si el mundo
tiene un sueño, soñamos.
Andrés piensa que todas estas
reflexiones no tienen mucho contenido pues piensa de otra manera. Pero siempre
trata de descubrir lo que le quiere decir Juan. Existe un regusto por el
entender otras maneras de entender las cosas y el las representa. Siempre
terminan igual pero en el fondo necesitan el aporte que cada uno hace. Realmente
no se ven con mucha frecuencia pero saben que están ahí para cualquier cosa.
Hoy, Juan plantea la ley de la
atracción, cosa que habla de sólidos, más cercano a las ideas de su amigo, y
como puede ser modificada simplemente con el pensamiento.
Andrés, recrimina, que todo lo
modifica a su manera de pensar. Juan acepta pero solo lo explica desde su
manera de ver y sentir las cosas. Lo explica con el ejemplo de ver las cosas,
dependiendo, con el color del cristal con el que se mira tendrás una respuesta
o otras. Tan valida como el que habla, pues al fin y al cabo, el también tiene
un filtro en la lente. Los prejuicios, las experiencias, nuestro pasado marca
el color de los anteojos y por tanto determinan los sucesos futuros y presentes
de interpretación.
Cuando llegan a situaciones
encontradas cortan la conversación y toman un tema banal, siempre, con una
sonrisa abierta.
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