sábado, 3 de junio de 2017

EL RECURSO ADMINISTRATIVO







Inicialmente va a la correspondiente cola para obtener un formulario, para rellenar en unas mesas habilitadas y recoger un número para ser llamado, con lo cual puede entregar su documentación.
Juan estuvo en el día de ayer, por ello sabe alguno de los procesos para intentar recobrar el dinero cobrado en demasía por la administración, sabe que el proceso es largo hasta cuatro años.
Pero quiere intentarlo, considera que el dinero que reciba será como una paga extra inesperada.
La encargada de la recepción, comenta que ella también tiene que presentarlo. A lo que Juan contesta: si quieres me la entregas y te la presento. De su cara solo sale una sonrisa, tal vez suficiente para romper un trabajo rutinario.
Por fin tiene el documento con fecha de entrada y numero de procedimiento, sabe que tiene que esperar, una vez más, sin embargo le exigían el pago en quince días hábiles. Con ello se ve la desventaja frente al aparato administrativo cuando se tiene que devolver. Por supuesto sin recargo y sin una pequeña disculpa. El poder es grande, Juan es una unidad, aunque vayan surgiendo otras mínimas, siempre serán, precisamente, eso.
Juan siente una especie de tranquilidad, ante la sola presentación del recurso, nunca con la idea que sea contemplado, aun aportando documentación suficiente. Tiene la sensación como cuando se introduce en un vagón de metro, en una estación atestada de gente. A lo mejor consigue llegar a tiempo a su compromiso, o tendrá que esperar al siguiente que no se conoce cuando vendrá o como de espacio vació.
Por supuesto la tranquilidad se transmutara en otra cosa, pero la sonrisa desaparecerá de la boca.
Guarda su preciado papel sin hacer muchos doblados, para no deteriorarle y poderlo presentar, pasado un tiempo, quizás un año o esperar un correo.

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