Ana es una madre muy protectora,
su único hijo Juan, le tiene sobreprotegido. Sabe que será hijo solo y por
tanto todo su empeño esta en protegerle, no tendrá con quien compartir juegos y
aprendizajes, en casa.
Ella, sin embargo es última hija
de cuatro hermanas. Ha tenido muchas madres que han dirigido su vida, por ello
trata de hacer lo mismo con su vástago.
Llega a ser asfixiante pues en
todos los lados ve un peligro, así como un miedo a resfriarse, ella es una
persona friolera, por ello le forra de ropa. A penas puede moverse a pesar de
ser primavera. Pero ese aire puede traer malas consecuencias a la salud de su
pequeño.
A la mínima esta pidiendo hora
con el pediatra. Juan en el parque solo recibe instrucciones de ten cuidado,
aunque, racionalmente, no tenga a que.
Juan cuenta con cinco años, pero
ya vive esas diferencias con sus compañeros de clase. Aun no tiene la capacidad
de rebelión, pues esta entre algodones.
Hoy tiene que ir a un gran almacén
para comprar ropa para la boda de una prima. Toman el autobús que les llevara
al centro comercial. Ana tiene muchas dudas si sabrá elegir el vestido
adecuado, por ello esta más nerviosa de lo normal.
Juan va asida de la mano de su
madre, pero al llegar a la sección buscada, le suelta. Como siempre surgen
dudas entre dos vestidos, busca consejo en la dependienta, que es una chica de
dieciocho años en prácticas. Al verse suelto decide explorar y lo divertido que
es meterse entre los vestidos. Y así va de una sección a la otra, pasando
desapercibido.
Hasta que Ana decide una opción, pero no ve a
Juan. Todas las alarmas se disparan en su interior.
Juan sentado tomando un caramelo
regalado.
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