Juan,
comenta: dicen, que el tiempo todo lo cambia. Yo creo que si. La
manera de pensar va cambiando porque cambian las prioridades.
Su
amigo Andrés reafirma con la cabeza y subraya con un: ya lo creo. A
veces ni me conozco.
Sin
embargo no nos damos cuenta de ese cambio hasta que llegamos a una
profunda reflexión, es entonces cuando somos conscientes de ese
movimiento. Dice Juan. La propia observación de la naturaleza nos da
las claves de esto, si observamos un árbol, con su crecimiento
estará en el mismo lugar, pero hay transformaciones en él, interiores y
por supuesto medioambientales, el ataque de parásitos, lluvia,
viento, nieve, tantos aspectos que modifican desde su propia
existencia hasta su madurez.
Si
has elegido un buen ejemplo a pesar pertenecer a un genero por la
posición que ocupa en el medio ambiente, su vida es diferente. Como
si los caprichos de la vida te modelaran hacía una forma de ser.
Responde Andrés.
Queremos
diferenciarnos de la naturaleza como si fuéramos seres superiores y
partimos del mismo núcleo, no nos hace ser tan diferentes, solo con
observación nos puede llegar a aprender más cosas que las
aprendidas. Mira Juan hacía el exterior, mientras pronuncia las
palabras.
Estoy
de acuerdo en que las realidades son diferentes pero en realidad no
hay tantas diferencias. Andrés busca reafirmar las palabras de su
amigo. Por ello cuando decías que el tiempo todo lo cambia, creo que
hay más factores que solo el tiempo. Al ser un medio abstracto
admite cualquier cosa, como si fuera un cajón de sastre, donde todo
cabe.
Claro
buscar las diferencias es una labor muy meticulosa por eso viene bien
asignarlo a algo que dice, pero sin valor de concreción. Juan mira
sus manos a la vez que reflexiona, su animada charla.
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