miércoles, 24 de octubre de 2018

LA CAMA BLANCA




Tras las múltiples quemaduras, logro salvar su vida perdida. Juan se recupera de ellas, mientras la pregunta es porqué llego a esa situación de desesperación, busco la forma más dolorosa de quitarse la vida, incinerándose. La diferencia es que lo hizo en un espacio público, una plaza muy concurrida. Estuvo sentado en el suelo he, incluso cogió un cartón para evitar la humedad de la pequeña lluvia de madrugada. Hablo con una señora mayor a la que corto con monosílabos.
Juan traía una botella de liquido inflamable desde su casa, por ello sabía lo que iba a realizar. Pero el desenlace fue inesperado, después de incendiarse, un transeúnte cogió una manta de las que utilizan los que suelen dormir por allí, y le envolvió en ella, con lo que sofoco las llamas. Solo quedo el fuerte olor del combustible.
Su rescatador fue al hospital donde se recuperaba, quería saber la razón de su actuación, la respuesta fue la misma que recibieron todos los que se la han realizado antes. “Me levante de la cama y tome esa decisión, mi vida había dejado de tener sentido”. Tu me has dado una nueva oportunidad, no se que secuelas tendré de esta pero viviré de una manera diferente, te lo puedo asegurar.
Martín le dio las gracias por pensar de esta forma y desapareció de la habitación. Totalmente vendado ni siquiera, Juan pudo observar la salida del extraño. Aquella manta había tenido una nueva vida, ahora todas esas gasas habían sustituido a su piel. Su mirada fija y la llegada de alguna enfermera o auxiliar es la que rompía la monotonía de la espera de su salida. No se logro contactar con ningún familiar. La soledad le volvía a marcar su vida. Estaría en otro crematorio diferente a aquella cama blanca donde estaba.

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