El
sueño dejaba de tener forma y se volatilizaba. No tenían nada. Todo
fue muy rápido las bolsitas donde escondían el dinero también
fueron robadas, eran su principal objetivo, el resto regalos para
los integrantes, no hizo falta emplear la fuerza. Todo fue rápido.
El día amanecía fresco pero más por las ausencias que por el
natural.
La
única pregunta era “y ahora, ¿que hacemos?” Mohamed tomaba el
liderato de los cinco y seria ir donde su contacto y explicar lo que
les había ocurrido. El grupo no pasaba desapercibido y un chaval les
informo que fue Ahmed quien les había mandado robar. Pero
desapareció para no tener preguntas. Las noticias corrían a la
velocidad de Internet. Precisamente este hombre es a quien habían
entregado la mitad de lo acordado.
Con
dolor plantar llegaron al sitio y reconocieron a alguno de los
integrantes que la rodeaban. Un sentimiento de frustración les lleno
esas cabezas desalojadas de ideas.
Ahmed
les dijo que no era su problema si les habían robado, que
consiguieran el resto del dinero y el cumpliría su trato. “Soy un
hombre de palabra”. Mohamed le pidió: ¿como conseguir el dinero?
no tenían nada. Entonces les ofreció que trabajaran para él.
Los
otros muchachos eran parte del trabajo cautivo creado por igual
situación. Estos les enseñaban como logran comida de los
contenedores de basura y les mostraron sus casas, que eran tubos de
cemento alojados junto la colina de un parque, esto les aislaba de la
lluvia. Aceptaron la nueva situación y confirmaron que eran otros
como ellos. Ahmed vivía en una casa aislada con chicos que
presentaban la protección necesaria, ante personajes adversos.
Sus
zapatillas las vieron en los pies de sus compañeros, ahora son
nuestras, era la respuesta, ahora vosotros tenéis como objetivo
lograr las propias, robandolas.
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